El Neo-Keynesianismo VS El Post-Keynesianismo

En algunos blogs se enfrentan dos economistas, el neo-keynesiano profesor de economía en la Universidad de Princeton y premio Nobel de economía Paul Krugman, y el post-keynesiano profesor de economía de la Universidad de Sydney Steve Keen. El motivo de este enfrentamiento se sustenta en explicar, según el punto de vista de cada uno, el funcionamiento de una economía capitalista, la inestabilidad, la crisis y el papel de los bancos en la expansión de la base monetaria. La discusión comienza con un ensayo de Steve Keen (disponible en ineteconomics.org) sobre la inestabilidad del sistema financiero.

Uno de los puntos de ese análisis es que los bancos privados pueden hacer crecer la oferta monetaria en respuesta a la demanda de fondos por parte de consumidores, empresarios o especuladores. Desde esta perspectiva, la inversión no es financiada por ahorro, sino por el otorgamiento de crédito por los bancos. La oferta monetaria no se decide fuera del sistema económico (por ejemplo, por el banco central), sino que responde a la demanda endógena de actores como empresas, consumidores o especuladores. Steve Keen piensa que para analizar una economía capitalista se necesita un modelo macroeconómico que incluya a los bancos y el proceso de creación monetaria, donde los recursos provienen de los ahorros, pero no solo de los ahorros siendo estos insuficientes para crear nuevas capacidades productivas. Para Keen (siguiendo razonamientos en la materia de Minsky y de Schumpeter) existe otro método que consiste en la creación de poder de compra por parte de los bancos. Es decir, no se trata de trasladar un poder de compra previamente existente, sino de crear nuevo poder de compra de la nada. Keen señala que la inversión es financiada no a través de un ahorro previamente existente, sino por la expansión de la oferta monetaria asociada al otorgamiento de créditos a empresas, expansión que es acompañada del aumento de endeudamiento. Así, la demanda agregada en economía capitalista-monetaria crece porque existe una forma de financiamiento del gasto agregado y porque algunos agentes o sectores pueden financiar su gasto a través de la emisión de deuda. Esta es la teoría monetaria endógena.


Por su parte Paul Krugman considera que eso es innecesario. Para el neoclásico Krugman en una economía capitalista, primero hay agentes que ahorran y depositan sus ahorros en los bancos. Acto seguido, los bancos realizan su trabajo de intermediación y prestan esos recursos. Esta es la teoría de los fondos prestables: en una economía siempre hay agentes que ahorran y agentes que demandan esos ahorros para invertir o consumir. Los bancos actúan como intermediarios y ponen de acuerdo a estos agentes donde la tasa de interés es el precio que compatibiliza la oferta y demanda de crédito. En este escenario de Krugman, el papel de los bancos y de la deuda puede ser importante, pero para él no importa que hacen los bancos o cómo prestar porque un Banco Central disciplinado siempre tendrá el control de la base monetaria. Así pueden alentar o desalentar los préstamos a través de decisiones de política monetaria (subir o bajar las tasas de interés) y las operaciones de mercado abierto (recompra acuerdos, operaciones, depósitos a plazo de refinanciación, etc.). Los créditos comerciales puede producir el crecimiento del dinero endógeno, sin embargo, cualquier banco central en última instancia, puede intervenir para limitar este crecimiento, a través de la orientación de la tasa de los fondos de los Bancos Centrales. Si lo hacen o no, depende de ellos, sin embargo el hecho es que puede.

Concretamente nuestros dos economistas se hacen una pregunta importante, base del debata, a saber ¿Tiene un Banco Central el poder suficiente para controlar el sistema monetario? O, ¿Son los Bancos Centrales los que dan más crédito del que se debería dar? Por otra parte, el fondo de este enfrentamiento viene a debatir sobre las teorías de Hyman Minsky, un economista estadounidense que escribió que los mercados son intrínsecamente un estado de desequilibrio.  Según Keen, Minsky cree que los actores del mercado irracionales pueden exacerbar el desequilibrio de cuando perciben estabilidad futura en los mercados, y por lo tanto que este comportamiento demuestra una ideología más profunda: una fiscalidad y una política del banco central donde este tiene menos control de las condiciones de crédito que en realidad aparenta. Por lo tanto lo que interpreta Keen es que los bancos están en el centro de la cuestión, y que son ellos los que tienen el control de la base monetaria. Esto según él se debe a que las evaluaciones de los riesgos y beneficios a los préstamos de los bancos crece prácticamente sin hacer referencia a los depósitos que reciben, por lo que los bancos y no el gobierno (a través de su Banco Central) en última instancia determinan los estándares de crédito. Krugman por su parte afirma en su blog que es el Banco Central (la Reserva Federal, la Fed), y no los bancos, que dicta las condiciones de crédito, independientemente de que se dirigen a la tasa de fondos federales o la oferta de dinero directamente. Según él, cuando un agente ahorra y presta sus ahorros (por la intermediación de un banco) la demanda agregada permanece inalterada. La reducción en la demanda (debido al ahorro) se compensa con el aumento de la demanda derivado del empleo de los recursos prestados. Por eso el endeudamiento no es importante en el modelo de Krugman. Hay que añadir que en su modelo los mercados convergen al equilibrio siempre y cuando no existan rigideces en el ajuste de precios y fricciones en el ajuste de cantidades.


En conclusión, hay que hacerse una pregunta sobre un hecho fundamental: ¿La creación monetaria es potestad privativa de los Bancos Centrales, o está en manos de los Banqueros? Steve Keen ha sentado las bases para una nueva interpretación de la crisis y para repensar las respuestas de política macroeconómica para enfrentarse a esta problemática.  Lo que es seguro es que la crisis financiera que se inició en 2007 ha quedado como prueba histórica del estrepitoso fracaso de las recetas de liberalización y autorregulación de los mercados que caracterizan a la economía neoliberal. Igualmente erróneas están siendo las medidas planteadas para combatir la crisis, como el recorte de gastos sociales o la reforma de los sistemas de seguridad social y de otros bienes preferentes, que están conduciendo a la economía a un camino de difícil retorno. La crisis que estamos viviendo es una crisis sistémica, resultado de un modelo de desarrollo capitalista seguido en los últimos decenios. No se pueden resolver los problemas si no se atacan las causas que los han provocado. Las políticas económicas que se practican atacan los efectos y no los principales desencadenantes, y de ahí que todo lo que se deriva es erróneo y provoca muchos daños, sin que se tenga seguridad de que se vaya a restablecer el crecimiento y la generación de empleo. En definitiva, otra política económica no sólo es posible, sino que es necesaria, si no queremos convertir este mundo en una crisis permanente, con muchos damnificados y millones de personas excluidas de los frutos del progreso alcanzados por la ciencia y la tecnología. La crisis causa muchos daños, pero es una ocasión para reflexionar sobre los errores cometidos y un momento crucial para promover el cambio de modelo económico y social: urge recuperar el control social de la creación monetaria.

Autor: Francisco Ruiz García

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