Utilización de niños como mano de obra barata
El
trabajo infantil lejos de ser un problema controlado, cada vez se extiende más
a nivel global con el pretexto de la crisis económica. No son pocos los estados
en los que se hace la vista gorda al trabajo infantil ya que es común emplear
mano de obra infantil en tareas de gran precisión por sus manos pequeñas o para
trabajar en lugares complicados.
Por
ejemplo, en minas, donde su baja estatura y flexibilidad les hacen ser mano de
obra muy valorada por las empresas. Conviene además no olvidar que en la gran
mayoría de las ocasiones, los niños suponen una mano de obra obligada a
trabajar por sus padres para contribuir económicamente a la familia, trabajando
por salarios inferiores a los de cualquier adulto en sus mismas circunstancias.
En
los links que se incluyen a continuación se puede ampliar la información sobre este tema:
·
Trabajo infantil.
·
Textil.
·
Tecnología.
·
Minería.
·
Doméstico.
·
Agricultura.
http://www.elconfidencial.com/mundo/2013-11-08/trabajo-infantil-en-el-campo-el-secreto-mejor-guardado-de-eeuu_51789/
Después de ver todos estos
enlaces, la conclusión que podemos hacer es que el trabajo infantil es una
cruda realidad en nuestro mundo actual, donde la sociedad capitalista con el
objetivo de enriquecimiento perpetuo no distribuible, por egoísmo y/o
indiferencia a veces prefiere mirar a otro lado. Las principales razones de la
existencia del trabajo infantil en nuestro mundo contemporáneo actual son debidas
a la pobreza, a un crecimiento económico insuficiente, y a deficiencias de los
sistemas de enseñanza de los países en donde se utiliza este tipo de mano de
obra. La pobreza constituye ciertamente la causa principal del trabajo
infantil, pero no es la única explicación. Además, el recurso al trabajo
infantil no obedece exclusivamente a una lógica económica; la tradición, es
decir, la forma de proceder que la sociedad ha aceptado como «normal» desde
hace mucho tiempo y otros factores culturales intervienen también en este
sentido.
En parte el trabajo infantil existe y se desarrolla sencillamente
porque es ignorado o tolerado por la sociedad, a veces incluso en sus formas
más abusivas, como si formase parte del orden natural de las cosas. Cambiar el
estado de espíritu o las mentalidades en los diversos niveles de la sociedad o,
dicho de otra manera, hacer que la indiferencia, la pasividad o la resignación
actuales cedan el terreno a la comprensión, a la cólera y a la voluntad de
acción es, pues, una premisa necesaria para conseguir un progreso duradero en
la lucha contra esta plaga. Es una plaga muy extendida y de difícil solución,
ya que sus causas son tan profundas y diversificadas que sólo se podrá avanzar
hacia su solución por medio de la participación activa y concertada de todos
los grupos que componen la sociedad, especialmente de los gobiernos centrales y
locales y de las organizaciones de empleadores y de trabajadores. Es cierto que
hacer desaparecer todo tipo de trabajo infantil a corto plazo está fuera del
alcance de muchos países por su cultura y sus principios establecidos que
consideran este hecho como normal. Pero la experiencia muestra, y lo estamos
viendo en las políticas empresariales de algunas empresas, que se pueden
alcanzar unos progresos significativos para su erradicación cuando existe, a
nivel político y en la sociedad, la voluntad de combatirlo con determinación y
cuando se asignan unas prioridades claras a la acción tanto nacional como
internacional.
Para que esta lucha contra el trabajo infantil tenga resultados
significativos, hay que contar con un conjunto de acciones a largo plazo,
dirigidas a actuar sobre las causas profundas de este trabajo, a disuadir la
demanda y a limitar lo más posible la oferta. ¿Pero cómo se puede luchar contra
una plaga tan extendida por el mundo? Pues
poniendo en marcha soluciones a largo plazo, y trabajando desde dentro
de los propios países con el amparo de la legislación y del derecho. El proceso
de elaboración legislativa es un elemento necesario para garantizar el éxito de
esta lucha, pero no es suficiente por sí mismo si no viene acompañada de
medidas eficaces para hacer cumplir la ley. Es un problema que puede
resolverse, en el que se pueden hacer progresos significativos mediante
políticas y actividades bien planificadas si hay suficiente interés por parte
del público y del gobierno y si se logra el apoyo necesario.
Desde mi punto de vista
estos serían los puntos claves a tomar en cuenta:
- Hay que mejorar el conocimiento del problema para determinar el grado
de urgencia o prioridad.
- Hay que seguir informando continuamente al gran público sobre este
problema, sensibilizarlo de la gravedad y de la urgencia de trabajar por su
solución, y obtener que ejerza la presión necesaria sobre los poderes públicos
y mantenerlo movilizado.
- Hay que disponer de una legislación que se aplique a los tipos de
empleo, de trabajo o de actividad en los que están ocupados la mayor parte de
los niños expuestos a explotación económica o a unas condiciones de trabajo
peligrosas.
- Hay que reforzar los medios y la eficacia de los servicios encargados
de garantizar el respeto de la reglamentación nacional del trabajo infantil, asociando
las colectividades locales al control.
- Hay que poner en práctica proyectos dirigido a alejar a los niños de
situaciones de trabajo que les sean especialmente perjudiciales, ofreciéndoles,
en una primer etapa, los servicios esenciales de que puedan tener necesidad
(alojamiento, alimentación, atención sanitaria) y facilitándoles a continuación
unas alternativas viables (como, por ejemplo, una educación complementaria que
les permita reintegrarse a la escuela, servicios de aprendizaje o de formación profesional
u otra actividad remunerada en un centro de producción protegido), evaluar los
resultados de esos proyectos, adaptar su contenido y promover su aplicación a
mayor escala.
- Hay que formar y sensibilizar a los diversos actores de la lucha
contra el trabajo infantil, especialmente al personal de los ministerios y de
los ayuntamientos, a los inspectores del trabajo, a los sindicalistas, a los
representantes de las organizaciones de empleadores y al personal de las
organizaciones no gubernamentales directamente implicadas.
Las medidas podrían ser
las siguientes:
- Ampliar la investigación
sobre el trabajo infantil.
- Proyectar un plan
nacional de acción contra el trabajo infantil.
- Crear actividades de prevención del trabajo infantil.
- Considerar una prioridad esta lucha por los países afectados dentro
de su política de desarrollo.
- Crear oportunidades viables de ingresos para luchar contra la
pobreza.
- Fomentar la
concienciación sobre el problema del trabajo infantil, fomentando el rechazo de
aceptación de esta situación como una situación de normalidad.
- Establecer una amplia
alianza social en contra del trabajo infantil.
- La adopción de legislación sobre el trabajo infantil y de mecanismos
apropiados para vigilar su cumplimiento.
- La formulación de una política nacional en la materia que establezca
las prioridades de orden público y procure dar participación a todos los actores
sociales importantes.
- La financiación de un sistema de enseñanza y educación obligatoria básica
que garantice una instrucción de nivel adecuado para todos los niños.
- Extensión y mejora de
la escolarización de los niños pobres.
- Concienciar a los
empleadores y sus organizaciones a cumplir las disposiciones legislativas y reglamentarias nacionales que
restringen las condiciones en que los empleadores pueden utilizar mano de obra
infantil en sus actividades.
- Establecer la capacidad
institucional necesaria para tratar el problema del trabajo infantil, con el fortalecimiento
responsable de la maquinaria gubernamental.
- Mejorar la legislación
en materia de trabajo infantil y de las medidas de aplicación correspondientes.
- Aplicación de
incentivos económicos para disminuir la oferta de mano de obra infantil.
- Cooperación
internacional en el ámbito del trabajo infantil.
- Plan de ayudas y/o
compensaciones a favor de los países más pobres para resolver el problema del
trabajo infantil.
- Imponer o amenazar a estos
países con sanciones comerciales.
Autor: Francisco Ruiz García
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