El Comité de Basilea: Motivos, conceptos & evolución.
El
Comité de Basilea y sus principios básicos tuvo su origen a raíz de la crisis
financiera originada por el cierre del Bankhaus Hersttat en Alemania en 1974. Las
circunstancias difíciles provocadas por esa crisis casi condujeron al colapso
del sistema de pagos del sistema financiero internacional. Para poder restaurar
la confianza y la estabilidad del sistema financiero internacional, los
gobernadores y presidentes de los bancos centrales de los países que conformaban
el G10 establecieron el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea encargado de
desarrollar principios y reglas apropiadas sobre prácticas de regulación y
supervisión de los mercados bancarios internacionales que eviten la ocurrencia
de crisis similares en el futuro. En el Comité de Basilea los países son
representados por sus bancos centrales y también por la autoridad que tiene la
responsabilidad formal de la prudencial supervisión del negocio bancario, en
los casos que el banco central no la tenga. Dichas autoridades a veces tienen
la denominación de superintendencias bancarias. Por lo tanto, el concepto
tomado en Basilea trata de disponer de una especie de autoridad de supervisión
supranacional.
Este
Comité de Supervisión Bancaria de Basilea se ha convertido en la principal organización en materia de regulación
y de supervisión bancaria, cuyo objetivo principal es el de mejorar la
estabilidad financiera a nivel mundial. El Comité está compuesto actualmente
por 27 países de todo el mundo representados por miembros de la autoridad
supervisora de cada sistema bancario. Sus conclusiones no son legalmente
vinculantes por lo que las directrices y recomendaciones que emite deben ser
adoptadas y desarrolladas posteriormente por las respectivas autoridades
competentes tanto en países representados en el Comité como en otros que, sin
estarlo, quieran introducir los acuerdos en su legislación.
Entre
los numerosos documentos que ha emitido el Comité desde su creación en 1974,
destacan los siguientes:
-
Basilea I en 1988: El Acuerdo de Capital de Basilea I estableció por primera
vez un sistema para medir el capital de los bancos en función del riesgo de
crédito o incumplimiento en el pago de sus activos, que se fijó en un mínimo de
capital del 8% de los riesgos. Posteriormente, se exigió capital adicional
asociado al riesgo derivado de alteraciones en el precio de los activos (riesgo
de mercado).
-
Basilea II en 2004: Este acuerdo constituyó un nuevo marco de capital basado en
tres pilares:
- requerimientos mínimos de
capital, considerando por primera vez la calidad crediticia de los prestatarios e introduciendo el riesgo
operacional; - revisión supervisora que
permite al supervisor exigir capital adicional a las entidades que incumplan la normativa; -transparencia
informativa.
-
Basilea III en 2010: Es el último conjunto integral de reformas elaborado por
el Comité para fortalecer sobre todo la gestión de riesgos del sistema
bancario. Basilea III trata de fortalecer el capital para asegurar que las
entidades cuenten con suficientes fondos para cubrir las pérdidas potenciales
de su actividad. Aunque se mantiene el requerimiento mínimo del 8% establecido
en Basilea I y II, se modifica la composición de ese capital, exigiendo mayor
peso del capital de alta calidad. Se exige tener un colchón de conservación del
capital, con el objetivo de aumentar el capital en momentos de crecimiento
económico para poder hacer uso de él en caso de incurrir en pérdidas. Si no se
cumple, se imponen límites a la distribución de beneficios. Por otra parte se
exige tener un colchón contra cíclico de capital, requiriendo más capital en
los casos de crecimiento excesivo del crédito para evitar la formación de
“burbujas”. Además, se establecen medidas para evitar el riesgo sistémico. A
las grandes instituciones financieras se les exigirá capital adicional. Por
otra parte, Basilea III aplica requerimientos mínimos de liquidez. Para ello
define dos nuevas ratios, la ratio de cobertura de la liquidez (LCR) y la ratio
de financiación neta estable (NSFR), con el objetivo de evaluar la supervivencia
de las entidades ante problemas de liquidez a corto y largo plazo,
respectivamente.
Como
podemos ver, es la última crisis financiera internacional y sus efectos
adversos sobre la economía real que han propiciado el nacimiento de Basilea
III, la tercera generación de acuerdos adoptados por el Comité de Supervisión
Bancaria de Basilea. Basilea III tiene como objetivo proporcionar las medidas y
las herramientas necesarias para mejorar la capacidad de respuesta del sistema
bancario ante perturbaciones económicas y financieras y conseguir así una mayor
estabilidad financiera mundial. Basilea III busca garantizar tanto la solvencia
como la liquidez de los bancos. Un cambio significativo en comparación con
Basilea II donde la preocupación esencial era la solvencia, marginando los problemas de
liquidez, tan importantes, como se ha encargado de demostrarnos la presente
crisis. En líneas generales, Basilea III restringe las posibilidades de expansión del crédito de la banca en aras a un
mejor control de riesgos. Pero el gran problema al que se enfrenta Europa es la
necesidad de recapitalizar su sistema financiero en un momento en el que los
recursos para hacerlo son muy escasos. Ante la crisis de deuda al que se enfrentan
varios de los países de la zona del euro y la descapitalización de su sector bancario muchos sectores están solicitando que se revise la
normatividad de Basilea III para flexibilizar los requerimientos de capital y liquidez. El sector financiero ve que las
medidas de recapitalización de la banca deberían flexibilizarse para no ahogar
más a la economía ante la crisis de deuda que vienen padeciendo algunos países
de la zona del euro. Las críticas también han venido de Estados Unidos dado
que estas nuevas regulaciones, mucho más duras que las actuales, han sido
criticadas por las principales entidades financieras, ya que consideran que
dañan la competitividad. Por último señalar el ejemplo de España donde ya hemos
asistido a las consecuencias de su aplicación, forzada por la crisis del sistema
financiero en general: se retribuyen menos los depósitos, se cobran más
intereses por el dinero prestado y aumentan las comisiones, los accionistas han
visto como se reducen el precio de sus participaciones y disminuye la
rentabilidad de los dividendos. Se ha visto también como algunas entidades han
intentando captar el ahorro de los particulares para su capital propio
"por ejemplo el escándalo de las preferentes en España". Con el
escándalo de las preferentes, se ha visto como los bancos con el objetivo de
reforzar sus estructuras de capital vendieron participaciones preferentes al
pequeño ahorrador como si fuesen depósitos con una rentabilidad superior.
Autor: Francisco Ruiz García
Autor: Francisco Ruiz García
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