El VaR y la Teoría del Cisne Negro

¿Qué es el VaR (Value at Risk), o valor de los flujos de caja en riesgo?. Pues básicamente lo que el VaR mide es la exposición al riesgo en condiciones normales de mercado de un activo para un cierto nivel de confianza, es decir, el monto máximo que se podría perder para ese nivel de confianza. Por lo tanto, el VaR cuantifica la exposición al riesgo de mercado, utilizando las técnicas estadísticas tradicionales. Por ejemplo con un nivel de confianza del 95%, un inversionista que tiene un portafolio de activos por un valor de 1 millones de euros, puede establecer que su VaR diario es de 25.000 euros (al 95% de confianza). Es decir que sólo un día de cada 20 de operaciones del mercado (1/20 = 5%) puede tener una pérdida igual a 25 mil euros. Esta teoría del Var fue adoptada y popularizada a principios de los 90. El gran atractivo del VaR es su simplicidad de cálculos, lo que lo diferenciaba del modelo CAPM (capital asset pricing model), ideado por Markowitz en los años 50 y uno de los más difundidos en la cuantificación del riesgo. Los éxitos primerizos del VaR marcaron una rápida escalada a la masificación de su uso por la sencillez de su razonamiento con aplicación generalizada a todo tipo de activos. Hasta el Comité de Basilea de Supervisión Bancaria validó esta nueva herramienta autorizando a las empresas y bancos a recurrir a sus propios cálculos del VaR para fijar sus requisitos de capital.

La principal ventaja de utilizar una medida de riesgo como el VaR es que permite comunicar los riesgos de un activo, y en particular permite comparar riesgos en términos de pérdidas potenciales que, de hacerse efectivas, ocurren con probabilidad equivalentes. De esta forma el analista puede realizar comparaciones equivalentes en términos de probabilidades de ocurrencia para diferentes factores de riesgo y por lo tanto focalizar el esfuerzo de mitigación de estos riesgos. Por otro lado esta herramienta permite realizar comparaciones entre activos en términos de su rentabilidad y riesgo, y por lo tanto ayudan a la toma de decisión en el proceso de inversión. Sin embargo, desde su aplicación, se ha observado que esta metodología presenta también importantes limitaciones. Entre las principales limitaciones están el hecho que el VaR usa la información disponible sobre distribuciones y parámetros estadísticos, y por otro lado no intenta predecir eventos catastróficos, ni situaciones extremas (descrito por Nassim Nicholas Taleb en su libro publicado en 2007 como "La Teoría del Cisne Negro"). ¿Pero en qué cosiste esta teoría?. Pues la Teoría del Cisne Negro habla sobre la importancia para la historia de la humanidad que tienen los eventos inesperados y sin dirección, normalmente ignorados por sus bajas probabilidades de darse, ser situaciones extremas y azarosas. Son cisnes negros que aparecen después de ver millones de cisnes blancos, son eventos históricos, artísticos, científicos que se dan sin que los esperemos y nos cambian para siempre la vida.

Desde mi punto de vista, Taleb ha acertado con su "Teoría del Cisne Negro", ya que son situaciones que hay que tomar en consideración, si bien no son comunes, sí aparecen de forma más frecuentes de lo que uno se puede imaginar. Por lo general, gran parte de las teorías científicas se conforman con explicar el 99% y el estudio de ese 1% lo consideran irrelevante, un “error” o mera “falla” del sistema. Si bien es verdad que el VaR es muy útil para los expertos en riesgo, este ha sido considerado por algunos como uno de los elementos que ha desempeñado un papel en la crisis de 2007-2008. Algunos afirman que el VaR permitió un exceso de asunción de riesgos y un apalancamiento excesivo en las instituciones financieras, se enfocó en los riesgos manejables cerca del centro de la distribución ignorando las colas, creó un incentivo para tomar "riesgos excesivos, pero a distancia", creó una falsa sensación de seguridad entre los altos ejecutivos de los bancos y órganos de control, y finalmente dio falsas confianzas, ya que con el VaR se pretendía como bien dice Taleb evaluar los riegos de eventos raros, lo cual según él es imposible. Como bien dicen algunos de mis compañeros de estudio, es hora de volver a basar las decisiones financieras en el sentido común.

Autor: Francisco Ruiz García


“Todo el edificio intelectual se ha derrumbado debido a que la introducción de datos en los modelos de gestión de los riesgos cubiertos ha tenido en las últimas décadas un período de euforia. Si los modelos hubiesen incorporado tiempos más largos, las exigencias habrían sido mayores y hoy el mundo financiero estaría en mucho mejor pie.”  Alan Greenspan.

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