¿A qué se debe que la Sociedad Limitada sea la formula más utilizada a la hora de crear una sociedad? Es la única alternativa.

El 97% de las sociedades constituidas en España han adoptado la forma de Sociedades Limitadas. La Sociedad Limitada es la fórmula societaria más utilizada por los empresarios en España por dos motivos principales:

1 - Por la responsabilidad: se reduce la responsabilidad y el riesgo personal del emprendedor, que en esta nueva situación estará limitada al capital social de la Sociedad (Si la empresa quiebra, tan sólo son susceptibles los bienes que estén a su nombre, nunca se tiene en cuenta el patrimonio personal de los socios), mientras que como autónomo afecta a su patrimonio personal e incluso al de su mujer (su responsabilidad es ilimitada, no habiendo diferencia entre el patrimonio mercantil y el personal, incluso si está casado en gananciales, el patrimonio matrimonial tiene que responder a las deudas que pueda  generar la actividad).

2 - Para pagar menos impuestos: El autónomo tributa por el IRPF, que tiene tramos dependiendo de los beneficios obtenidos, mientras que las Sociedades Limitadas tributan por el Impuesto sobre sociedades a un tipo fijo. Para el inicio de un negocio, si la facturación se prevé no muy elevada al principio, es más conveniente hacerse autónomo que crear una sociedad limitada. Si con el tiempo la facturación va creciendo, se puede plantear ya una forma de empresa societaria, unipersonal o junto con otros socios, por lo que llegado a un determinado nivel de beneficio, es aconsejable el cambio de empresario individual a sociedad.

En definitiva la naturaleza misma de la Sociedad Limitada es lo que le confiere su éxito:
-          tiene personalidad propia (es una persona jurídica),
-          por su forma jurídica (es una sociedad mercantil de responsabilidad limitada),
-          por sus números de socios (mínimo un socio),
-          por su reducido capital social (mínimo de 3000 euros),
-          por su responsabilidad (limitado  al capital aportado),
-          y por último su fiscalidad (tributa por el impuesto sobres sociedades).




Pero también existen otros motivos por elegir una Sociedad limitada:

-          con una SL puedes aprovechar ventajas fiscales (por ejemplo, si tienes que contratar empleados, como empresa cuentas con deducciones en el Impuesto de Sociedades),
-          con una SL tienes acceso a otros recursos financieros (las empresas tienen acceso a otros recursos financieros, en lugar de evaluar tu patrimonio y tu nómina o IRPF, evalúan tu plan de negocio, puedes acceder a otras ayudas y subvenciones),
-          con una SL puedes dar entrada a socios,
-          con una SL crea mejor imagen de Marca y confianza,
-          con una SL al llevar una contabilidad estricta puedes obtener información de tu empresa que de otra forma no tendrías (informes de rentabilidad de productos, fechas de pago de vencimientos, información sobre próximos pagos a hacienda, etc…),
-          con una S.L. puedes arriesgarte más y crecer más rápido (en una S.L., si tu patrimonio está protegido, puedes arriesgarte más y por lo tanto tener oportunidad de crecer más rápido),
-          con un SL tienes un trato mejor con los proveedores.





En cualquier caso, elegir la mejor opción para comenzar una actividad empresarial la determinarán las circunstancias, la previsión, la financiación, el proyecto, etc. En este sentido, si uno tiene un poco más de capacidad financiera para lanzar un negocio, personalmente, optaría por la creación de una Sociedad Anónima (S.A.). ¿Por qué digo esto? pues muy simple, creo que todo el mundo tiene claro que una Sociedad Anónima tiene una imagen indudablemente mejor que una Sociedad Limitada. Las S.A. suelen ser empresas grandes, famosas. Para una financiación las entidades financieras valoran mucho más una S.A. que una SL. Es verdad que una S.A. tiene unos requisitos administrativos y legales que pueden costar algo más que una SL, pero poco más. Es cierto una SL puede constituirse con sólo 3.000 euros de capital social, mientras, que el mínimo en una S.A. es de 60.000. Pero, atención, en una S.A. no hay por qué desembolsar todo el capital, con un 25% vale. Es decir, con 15.000 euros ya puedes constituir y tener en funcionamiento una S.A. Cuesta poco más crearla y mantenerla, y el capital a aportar es de sólo 15.000 euros (para cualquier cosa, siempre necesitarás más que esa cantidad).



Llamarse S.A. puede tener su importancia en un mundo cada vez más globalizado y competitivo de cara a sus clientes y futuros clientes, y de cara a sus proveedores, donde la imagen de calidad y de seriedad puede ser clave para el éxito.


Autor Francisco Ruiz García

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